Nervio vago, estrés e inflamación

En este artículo te voy a mostrar 10 claves para activar el nervio vago y bajar estrés e inflamación. Ahora te pregunto: ¿Te cuesta desconectar, duermes mal, te sientes inflamado o emocionalmente desbordado aunque comas “sano” y hagas “lo que toca”?
Puede que la raíz no esté en lo que comes ni en lo que haces… sino en cómo responde tu sistema nervioso.

El nervio vago, esa autopista que conecta tu cerebro con tu intestino, tus pulmones y tu corazón, es la gran clave olvidada cuando hablamos de estrés, digestión, inflamación y salud integral.

Cuando el nervio vago está activo, tu cuerpo entra en modo “reparación”. Cuando se bloquea, todo se desajusta: desde tus hormonas hasta tu estado de ánimo, tu hambre o tus defensas.

En este artículo te explico, con rigor y de manera pedagógica, cómo funciona este nervio maestro y cómo puedes estimularlo de manera natural para reducir el estrés, para bajar la inflamación, perder peso sin sufrir y sin esfuerzo, poder mejorar tu digestión y reconectar con tu calma biológica.


¿Qué es el nervio vago y por qué es tan importante?

El nervio vago es el cable de conexión principal entre tu cerebro y tus órganos vitales. Su nombre viene del latín vagus, que significa «errante», porque literalmente recorre todo el cuerpo: nace en el tronco encefálico y se ramifica hacia el corazón, los pulmones, el hígado, el intestino, los riñones y más.

Es el nervio principal del sistema parasimpático, conocido como el sistema de «descanso y digestión», y se encarga de reducir la frecuencia cardiaca, activar la digestión, modular el sistema inmune, facilitar el descanso y mejorar el estado emocional.

El nervio vago:

  • Regula la frecuencia cardíaca.
  • Estimula la secreción de jugos gástricos.
  • Modula la inflamación.
  • Participa en la producción de neurotransmisores como la acetilcolina.
  • Se activa con la respiración lenta y profunda.

Un nervio vago activo y con buen tono vagal es sinónimo de salud, longevidad, buena digestión, emociones reguladas y sistema inmune fuerte.

¿Por qué es tan importante estimular el nervio vago?

Cuando el nervio vago tiene bajo tono, el cuerpo se queda atrapado en un estado de alerta constante (modo simpático), dificultando la pérdida de peso, afectando la digestión, debilitando el sistema inmune y aumentando la inflamación crónica de bajo grado. Estimularlo es una forma natural de mejorar la salud integral.


Estrés, alostasis y tono vagal ¿Qué ocurre cuando estás todo el día “en alerta”?

Vivimos en una cultura que estimula continuamente el sistema nervioso simpático, también llamado sistema de lucha o huida. El tráfico, el móvil, la presión laboral, las pantallas antes de dormir, las preocupaciones, la cafeína, el sedentarismo… Todos estos factores mantienen el cuerpo en alerta, como si estuviéramos siempre frente a un peligro invisible.

Aquí aparece un concepto clave en la salud, la alostasis.

La alostasis es la capacidad del cuerpo para adaptarse a los cambios, anticiparse al estrés y responder de forma flexible.
Pero si el estrés es constante, la alostasis se convierte en carga alostática que equivale a un estado de tensión interna que desgasta en exceso y termina por enfermarte a medio y largo plazo.

La consecuencia: el nervio vago se va “apagando”. Pierdes la capacidad de volver a la calma. Comienzan los síntomas:

  • Cansancio crónico.
  • Digestiones lentas o pesadas.
  • Ansiedad, insomnio o dificultad para concentrarte.
  • Estreñimiento, hinchazón o mala tolerancia a los alimentos.
  • Inflamación persistente o enfermedades autoinmunes.

El nervio vago y la inflamación silenciosa

La activación vagal modula el sistema inmune a través del eje inflamatorio. Cuando el nervio vago funciona bien, se liberan mediadores que bloquean la inflamación crónica de bajo grado, lo que ayuda a prevenir enfermedades como la diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades autoinmunes y cardiovasculares.

Relación entre el intestino, la microbiota y el nervio vago

El nervio vago transmite información directa desde el intestino al cerebro. Por eso, el equilibrio de la microbiota intestinal tiene un impacto directo en nuestro estado de ánimo, salud digestiva, niveles de estrés e incluso en la respuesta inmune. Cuidar la flora intestinal es cuidar tu sistema nervioso.

Si vives en Madrid y experimentas alguno de estos síntomas, contar con el apoyo de un dietista integrativo o nutricionista especializado en PNI puede ayudarte a encontrar el origen del problema y tratarlo de forma personalizada o online.


¿Cómo saber si tienes bajo tono vagal?

Algunas señales claras de bajo tono vagal son:

  • Te cuesta desconectar, incluso cuando no tienes nada urgente que hacer.
  • Te despiertas cansado/a, como si no hubieras descansado.
  • Sientes hinchazón o digestión lenta, aunque comas sano.
  • Estás muy reactivo emocionalmente (te enfadas con facilidad o te sientes irritable).
  • Te resfrías con frecuencia o te cuesta recuperarte de infecciones.
  • Sientes un nudo en el estómago o presión en el pecho sin motivo físico.

La buena noticia: el nervio vago se puede entrenar. Igual que fortaleces un músculo, puedes fortalecer tu sistema parasimpático. La ciencia lo ha demostrado: un buen tono vagal mejora la salud metabólica, cardiovascular, digestiva, inmune y emocional.


Cómo estimular el nervio vago de forma natural

A continuación, te comparto estrategias prácticas muy sencillas de hacer que activan el nervio vago de manera directa, todas ellas apoyadas por investigaciones en neurociencia y fisiología integrativa:

1. Respiración diafragmática lenta

Respirar lento, profundo y con el abdomen estimula directamente el nervio vago. Prueba esta técnica:

  • Inhala en 4 segundos.
  • Retén 4 segundos.
  • Exhala en 6–8 segundos.
  • Hazlo durante 3–5 minutos, dos veces al día.

2. Movimiento ocular: técnica de estimulación parasimpática

Los movimientos oculares laterales, usados en terapias como EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular), activan redes neuronales asociadas al sistema parasimpático. Prueba esto:

  • Cierra los ojos.
  • Mueve lentamente de izquierda a derecha 10 veces.
  • Luego de arriba abajo 10 veces.
  • Finalmente, haz círculos con los ojos hacia la derecha (5 veces) y luego hacia la izquierda (5 veces).
  • Siente cómo tu cuerpo entra en calma. Este ejercicio ayuda a procesar emociones y a reducir la reactividad.

3. Masaje en el cuello o detrás de la oreja

El nervio vago pasa por zonas accesibles como el cuello, el oído interno o la parte posterior de la mandíbula. Un masaje suave en esa zona puede activar su función. Incluso acariciarte el pelo o tocarte el cuero cabelludo lentamente ayuda a activar el sistema de relajación.

4. Exposición al frío: duchas frías o agua en la cara

El agua fría en la cara (zona trigémino-vagal) o una ducha fría breve al final del baño estimula reflejos vagales. Además, activa proteínas de choque térmico y mejora la resiliencia celular.


Mujer de mediana edad sentada en calma junto a una ventana, en actitud reflexiva, con luz natural suave, transmitiendo bienestar y conexión cuerpo-mente.

«Cuando el vago canta, la inflamación calla y el miedo espanta»


5. Gratitud y expresión emocional

Sentir y expresar gratitud o verbalizar emociones de forma consciente activa el sistema nervioso parasimpático. Está demostrado que el agradecimiento reduce la inflamación y mejora marcadores inmunes.

6. Alimentación antiinflamatoria y microbiota

Una dieta rica en fibra, polifenoles y grasas saludables alimenta las bacterias beneficiosas del intestino, que a su vez modulan el nervio vago. El eje intestino–cerebro es bidireccional: si la flora está en equilibrio, tu sistema nervioso también lo estará.

7. Cantar, tararear o recitar mantras

La vibración de las cuerdas vocales estimula el nervio vago a través del nervio laríngeo. Puedes cantar, recitar “om”, tararear o incluso hablar contigo mismo en voz alta con ternura.

8. Meditación y mindfulness

El simple acto de observar tu respiración o tus pensamientos sin juicio activa la corteza prefrontal, reduce la actividad simpática y mejora el tono vagal. 10 minutos al día pueden cambiar tu neuroquímica.

9. Ejercicio moderado y placentero

No hace falta matarse en el gimnasio. El ejercicio suave (caminar, nadar, bailar, yoga) mejora la variabilidad del ritmo cardíaco, un marcador directo del tono vagal.

10. Dormir bien y respetar los ritmos circadianos

El descanso nocturno profundo permite la regeneración del sistema nervioso. Evita pantallas 2 horas antes de dormir, cena temprano y crea un ritual nocturno que te prepare para el descanso.


Calmar el sistema nervioso es más importante que controlar el peso

Muchas personas buscan perder peso sin entender que un sistema nervioso crónicamente activado impide que el cuerpo suelte grasa. El cuerpo solo adelgaza cuando se siente a salvo en un espacio interno de seguridad. Y esa seguridad brota desde un sistema nervioso parasimpático activo.

Alimentación antiinflamatoria + activación vagal + descanso + movimiento suave = salud real y duradera.


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